Decía Einstein que el tiempo es relativo, en el caso del sexo, lo mejor es no contabilizarlo.
Dispones de dos relojes de arena,uno de permite medir 4 minutos y el otro 7.
¿ Como te las ingeniarías para medir con ellos nueve minutos?
El tiempo, además de esa particularidad meteorológica que hace que justo cuando acbas de lavar el coche llueva un poco (“na má ke pa dá porkulo”, que se dice en sánscrito del sur), es esa magnitud física que mide para un observador la variabilidad entre dos sistemas de referencias. Por ejemplo: tomemos unas nalgas tersas y carnosas como sistema de referncia 1 y a Manolo como sistema de referencia 2. Lo que transcurre entre que Manolo ve el trasero y la sangre llega a su insigne miembro es un tiempo ( una “cojonésima” de segundo en este caso, el mismo aproximadamente que pasa entre que acabas de lavar el coche y empieza a llover.)
Pero el tiempo, sirve para muchas má cosas, por ejemplo para distinguir el que se preocupa por él, del que se desentiende por completo.
En los asuntos del corazón (y demás vísceras), existe el que tiene que hacer de cada paso una medida de duración; estos cernícalos se suelen distinguir porque se quitan todo menos el reloj, abrazan mucho (para mirar el reloj)y tienen pinta de expontáneos strippers en la final de Wuimbledon.
Para ellos cada gesto es una marca, y cuano el tiempo de confraternización supera el esperado (normalmente cuentan en minutos y les caben en los dedos de una mano) muestran, henchidos, una sonrisa de autosatisfación. Los otros, esos que para el tiempo no se ha inventado, suelen llegar muy depiladitos al catre, perfectamente perfumados y con el clutorio recién puesto, y lo priemero que hacen cuando ven tu hermoso desnudo tumbado en la cama es despertarte. Una vez en acción si te has recuperado del sopor de su tiempo de toilettage, conviene que tengas algún pasatiempo en mente, el plan de vialbilidad de una empresa, las tablas de multiplicar o una ganadería de corderitos saltarines.
Hay, por lo demás, que tener la capacidad de distinguir que cosa tiene sentido medir ttemporalmente y cuál no. Por ejemplo es importante saber cuanto tiempo lleva de retraso el puente aéreo, pero es absurdo preocuparse por cuanto tiempo ha tardado el piloto esta mañana en comerse los melocotones o las peras (melones suena a gula) que le ha traido la azafata.
Y, como última particularidad, está el diferenciar el “tiempo” (como medida objetiva) de la “”duración”" ( como medida subjetiva). Por ejemplo el avión trae 12 minutos de retraso, pero para el comandante que espera volver a comerse las peras puede parecer días, mientras que para Manolo que, durante la espera, está entreviendo las peras de la azafata, apenas han pasado segundos.
En este orden de cosas, me permito ofrecer a los amantes algunas valoraciones:
1.- El tiempo no existe, pero no otroga valor a todo. Dios tardó seis días en acabar (y para lo que salió…)
2.- Aprende a diferenciar lo que hay que medir de lo que no. Que nostros gritemos un cuarto de hora no es necesariamente sinónimo de que le haya gustado ( puede ser que se haya incendiado la cocina)
3.- Intenta evaluar la “”duración”" del otro. “¿Te ha gustado cariñó?”, dice el amante sudoroso “El que”, pregunta ella.
Y, sobre todo, no olvides que el buen amante no entiende de tiempos de ejecucción, entiende de ejecucción. Ah, y si has resuelto el acertijo de los nueve minutos ¡felicidades!, probablemente seas muy inteligente, pero sólo ha sido porque no has seguido este artículo ni has estado echando un polvo.
La preocupación por el tiempo, casi siempre, en estos tiempos, sólo sirve para distraernos…
http://sexoyfetichismo.wordpress.com/2009/09/11/2-013-maneras-de-hacerme-el-amor/
